Los religiosos hipócritas, mentirosos y engañadores de todos los tiempos, que sólo están exaltando su religión; son los peores enemigos de Cristo y de su Iglesia. Jesús se dio cuenta de la maldad de los fariseos, cuando sanó al hombre de la mano seca en el día de reposo: los judíos se unieron a los herodianos, para destruirlo. Es increíble cómo los religiosos pueden ser de malos.