La libertad de expresión no es la idea de que puedes decir o hacer, publicar o proyectar lo que quieras sin aceptar la responsabilidad de lo que produce tu mensaje. Desde la perspectiva de Dios, a nadie se le permite simplemente dejar que las palabras salgan de su boca sin ser responsabilizado primero por Dios y luego por nosotros, los oyentes. A nuestros diversos espacios de comunicación se les ha concedido la libertad de ejercer proyecciones destructivas e irresponsables que han traído una gran decadencia a nuestra sociedad. Exploremos esto más a fondo.