Todos los seres humanos debemos reflejar la imagen y semejanza de Dios ya que estamos hechos de esa manera. Pero esto se requiere especialmente de aquellos que afirman ser sus hijos, aquellos que han nacido de nuevo y profesan ser cristianos. Jesús lo dijo muy claro en su declaración que estamos analizando. Vivió una vida perfecta de obediencia, haciendo posible que la nueva persona en Cristo recibiera la gloria de Dios.