Ezequiel fue llamado a ministrar al pueblo de Dios en un tiempo y un lugar muy difícil. Trajo el mensaje Dios a su pueblo que estaba trabajando como esclavos en Babilonia. Ezequiel comienza con una gran visión de Dios; llegó a ver la gloria del Señor. Ezequiel destaca la obra del Espíritu Santo, la presencia de Dios dondequiera se encuentre su pueblo. Sus profecías son denominadas apocalípticas, que significa que nos llevan “detrás del velo”, para que podamos ver lo que no se puede ver.