La Ley enseña lo que es bueno y lo que es malo: es como un ayo, un tutor que le dio Dios a Israel; para que no se convirtiera en un nación pagana. Para que ellos recibieran al Salvador, al Mesías prometido. Un verdadero cristianismo hace obras: regalar medicinas, dar ofrendas y diezmos; pero las obras no salvan. El Evangelio nos enseña que la Salvación se recibe, por fe en Cristo.