Captando los aspectos típicos de la Transilvania histórica, Turda es una pequeña ciudad que durante el invierno está cubierta de neblina, barro y un frío escalofriante que penetra hasta los huesos. Pero Dios, qué es más fuerte que cualquier circunstancia, irrumpió en medio de la comunidad cristiana de Turda y trajo el calor de su Espíritu Santo y la luz de su evangelio para cambiar, salvar, y sanar las vidas.