Hay una gran cantidad de cosas para las que debemos formar a nuestros hijos, y una de ellas es cómo pueden aprender a amar a sus hermanos, aunque sean diferentes. Diferentes en sus dones, diferentes en sus características físicas, diferentes en género, y no estamos simplemente formando a nuestros hijos para que sepan cómo relacionarse. También estamos construyendo su carácter. Y muchas veces podemos ver que el conflicto se mete en nuestro camino en el que criamos a nuestros hijos, pero en realidad es una gran oportunidad para enseñarles y criarles de modo que sigan a Jesucristo.