Muchos matrimonios se conforman con lo que hay y nunca saben cómo establecer juntos una intimidad espiritual. Y si hay algo de lo que una pareja debe hablar de manera regular, debería ser sobre nuestros corazones, evaluar si los estamos manteniendo limpios, si los estamos manteniendo puros, si estamos confesando nuestros pecados delante de Dios y unos con otros, para continuar acercándonos a Dios.