No es un secreto que la continuación de algo muy rara vez tiene el mismo impacto que el original. Sea que se trate de libros, películas o eventos de entretenimiento, la segunda parte comúnmente carece de lo que la primera posee. Esto puede ser verdad en otros niveles, pero en lo que se refiere a la Escritura, esta teoría no se aplica, excepto en cuanto a la popularidad. Por ejemplo, Primera a los Corintios es mejor conocida que Segunda a los Corintios. Lo mismo puede decirse de Primera de Reyes y Primera a Timoteo, y por supuesto, Primera a los Tesalonicenses. Sin embargo, Dios ha preservado algunas «continuaciones» en Su Palabra que son tan inspiradas y valiosas como los libros más populares. Espero que podamos darnos cuenta de esto al profundizar en estos tres capítulos de Segunda a los Tesalonicenses.