Es dudoso que exista un papel más difícil de desempeñar en la actualidad que el de la mujer cristiana que desea caminar con Dios. La cuerda floja por la que camina es muy insegura y se extiende por encima de muchos riesgos, siendo constantemente embestida por las peligrosas ráfagas de viento de un mundo que desea hacerla perder el balance. Hay mujeres que viven la vida sin preguntarse si es así cómo desean vivirla o si por el contrario estarían dispuestas a incorporar algunos hábitos, actitudes o pensamientos nuevos, de manera que puedan sentirse más llenas y satisfechas cada día. ¿Qué debe hacer una mujer? Convertirse en una mujer de Dios equilibrada.