En el camino para lograr relaciones abiertas y genuinas, debemos reconocer que muchas veces la comunión se verá quebrantada. Esta verdad puede verificarse cuando echamos un vistazo a la historia de la iglesia, inclusive en la naciente iglesia del primer siglo; entonces podemos contar con el hecho de que habrá conflictos. Pero las preguntas que debemos hacernos son: ¿Por qué surgen los conflictos? y ¿Cómo debemos responder a ellos? Estudiar las respuestas bíblicas a estas interrogantes, nos ayudará a entender mejor y trabajar en las rupturas en las relaciones de tal forma que fortalezca la unidad del cuerpo de Cristo.