Impregnado en las profecías, tejido a través de analogías y escondido en los tipos, Cristo penetra el Antiguo Testamento. En los Evangelios, sin embargo, se pasea a la vista solo para desaparecer entre las nubes al final. Más en Hechos y las Epístolas, llega desde el cielo hasta los corazones de Sus discípulos que llevan su toque personal al mundo. Por último, en Apocalipsis, lo vemos galopar a toda vista de nuevo, esta vez como el conquistador Rey de reyes. El día de hoy estaremos echando un vistazo general al Libro de libros. . . el Libro de Dios.