Cuando usted se detiene a pensarlo, que difícil es desempeñar el papel de padre. Es casi imposible vivir de acuerdo a las expectativas de los demás y de uno mismo, por no hablar de las expectativas de Dios para un padre cristiano. Y lo más difícil de todo es que, en el fondo, todo padre sabe que está dejando una huella indeleble en la vida de cada uno de sus hijos. Independientemente de nuestras fortalezas y debilidades, no hay un padre en la tierra que no sepa que sus huellas están por todas partes en sus hijos, al intentar moldearlos y formarlos en los adultos que llegarán a ser un día.