Algunas veces nos olvidamos de las palabras del Salmos 115:3, que dice: «Nuestro Dios está en los cielos y hace lo que le place». Y le plació al Padre enviar a Su Hijo a nuestro mundo corrompido en el tiempo perfecto. En el pasado eterno, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo pusieron en marcha el plan de la redención sin prisas. Y la paciencia de Dios y precisa preparación dieron como resultado la llegada de Jesús el día de Navidad.