Las tormentas y la vida van juntos. No hay lugar en la tierra donde podemos ser libres — completamente libres — de la tensión o la presión, el problema o el dolor. Escapar tales cosas es solo un sueño, una fantasía. Nuestra necesidad, por lo tanto, no es de pensar en maneras de huir de las tormentas, sino de aprender el secreto de atravesarlas. Esto nos trae a las últimas palabras que Jesús habló en Su inmortal Sermón del Monte. Cuando Él finalizó Sus observaciones, utilizó una descripción vívida de dos casas, cada una construida en cimientos opuestos. De esta ilustración familiar, nosotros podemos aprender el secreto de una vida a prueba de tormentas.