En nuestro camino hacia la madurez todos cometemos errores. A veces decimos cosas que no deberíamos haber dicho, no actuamos como deberíamos e incluso en ciertas ocasiones reaccionamos con las rabietas de un niño. Ocasionalmente hacemos berrinches como un niño mimado o cambiamos de actitud más rápido que un adolescente inestable en etapa de ajuste. Aunque usted no lo crea, el proceso se llama “crecer” y es doloroso. Pero no podemos evitarlo, tarde o temprano todos tenemos que crecer. Mientras más pronto lo hagamos, más fácil será andar en los senderos desiguales, y a veces inciertos, que encontramos en la vida como creyentes.