Autoridad, esa palabra se ha vuelto muy negativa para muchas personas en nuestro tiempo. «Cuestionar la autoridad» pareciera ser el lema de nuestra cultura, y tal parece que «revelarse» es el rito de iniciación. Enfrentemos la realidad: esta generación no es tierna sino dura. La Biblia dice que Dios ha puesto autoridades en nuestras vidas, personas que de un modo u otro establecen las reglas que debemos obedecer. Rebelarse contra las autoridades terrenales equivale a rebelarse en contra de Dios, que en última instancia, es la más grave de todas las rebeliones.