Colosenses 4:6; 1 Corintios 2:1 – 5; Eclesiastés 12:9 – 13
Una de las habilidades que todos podemos aprender es la de comunicarnos eficazmente. La falta de comunicación y la mala comunicación han sido la causa de muchos divorcios, familias destruidas y, en casos extremos, la cárcel o la muerte. Pero de todas las cosas que hay que comunicar, existe un tipo de comunicación que no debe faltar en cualquier ministerio: la comunicación clara y sencilla del Evangelio. Martín Lutero, el gran reformador de la iglesia escribió una vez lo siguiente: “Si comunicas el evangelio en todos los aspectos, pero no tratas con los asuntos específicos de tu época, no te has comunicado del todo.” Sin lugar a dudas, el comunicar el evangelio es un arte que requiere nuestra preparación y dedicación.