La iglesia de Éfeso tenía todo excepto lo más importante: un amor ferviente a Dios y a los demás. Y sin embargo Cristo los llama a que vuelvan a su primer amor, ofreciéndoles arrepentimiento y recordándoles la recompensa celestial. Hoy, Cristo también nos llama a determinar si nuestra vida cristiana se ha reducido a buenas actividades desprovistas del verdadero amor.