Uno de los grandes mandamientos del Nuevo Testamento es «sed llenos del Espíritu». Este simple y poderoso mandato representa una transferencia de control de nuestra vida a nuestro Dios y Salvador; dejar de vivirla a nuestro antojo para vivirla de acuerdo a Su voluntad. Al ser llenos del Espíritu Santo aprendemos a relacionarnos correctamente con otros creyentes en Cristo. Pablo ha estado hablando de esto en Gálatas 5. Al estudiar el capítulo 6 descubriremos algunas de las relaciones específicas que un cristiano debe sostener al dejar que el Espíritu de Dios controle su vida.