Para la mayoría de los recién casados, bastan algunas semanas, o incluso días, para darse cuenta de que no pueden encontrarlo todo en la otra persona. El matrimonio empieza como un paseo romántico a la luz de la luna, y en un trineo que se desliza rápidamente sobre la blanca e inmaculada nieve. Pero es la vida juntos después de la luna de miel la que resulta ser un camino lleno de brincos y saltos. Para que dos personas vivan en una armonía doméstica se necesita mucho del “estira y afloje” en su relación matrimonial.