De las siete iglesias que se mencionan en Apocalipsis 2 y 3, la que más se destaca con mala fama es Laodicea. Autosuficiente en su riqueza y con espíritu independiente, Aquel que los conocía demasiado bien los reprende con severidad. El Señor no le dijo ninguna palabra de elogio al darles su reprensión penetrante debido a que ellos eran tibios espiritualmente. Sin embargo, al mismo tiempo muestra Su amor y ternura hacia los de Laodicea, extendiéndoles una oportunidad para que se vuelvan de su estilo de vida nauseabundo y a medias de obras inútiles y que respondan a su llamado a la puerta. Lo mismo que Jesús le dijo a la iglesia de Laodicea nos dice a nosotros hoy: «Nunca es demasiado tarde para hacer lo correcto».