El Salmo 103 comienza con un mandamiento a bendecir al Señor. David no le da el mandamiento a ninguna persona, sino a él mismo. Le da la orden a su alma diciendo: “Bendice, alma mía, a Jehová.” ¿Cuándo fue la última vez que usted se dio una orden similar a esta? Este Salmo es como una póliza de “seguro eterno” que tiene todos los beneficios que ninguna póliza terrenal puede tener. Es mi deseo que como resultado de este estudio, usted se proponga a decirle a su mente cuán importante es alabar a Dios.