Marcos 10:46-11:11
Cualquiera que haga un estudio serio sobre la vida de Jesús, encontrará que Su vida fue absolutamente extraordinaria. Las cosas que dijo fueron simplemente increíbles. Las cosas que hizo fueron únicas. Las declaraciones que dio a manera de profecía fueron precisas y confiables. Las vidas que Él tocó, no solo las cambió, sino que las transformó. Los milagros que realizó fueron asombrosos. Tan solo el breve repaso de Sus nombres como aparecen en las Escrituras son lo suficiente para hacer que nos demos cuenta de que estamos ante una Deidad: “Creador, Salvador, Maestro, Señor, Vida, Luz, Buen Pastor, Redentor, Roca de la Salvación, Cordero de Dios, Hijo de Dios, Gloria de Dios, Alfa y Omega, Perdonador de pecados, el Gran Yo soy.” ¡Qué gran variedad de títulos!
Al estudiar el evangelio de Marcos, nos damos cuenta de cuán notable es realmente Su vida. De hecho, me gustaría utilizar la palabra “fascinante”, pues describe realmente quien es Jesús. Aparte de quien es Él, algo sobresaliente de Su persona, quizás más que cualquier otra cosa, es lo siguiente...