El amor verdadero es un mensaje que Jesús no solo introdujo en aquella primer Navidad, sino que él mismo lo modeló en su vida y ministerio… Y no solo lo modeló, sino que ordenó a Sus seguidores que lo vivieran. Y es viviendo ese amor verdadero en nuestras relaciones interpersonales que podemos saber a Quién le pertenecemos. Pertenecemos a Alguien que es más importante que el mundo en el que vivimos, porque ese Alguien trasciende el tiempo y el espacio, y es quien todavía sostiene a este mundo en Sus poderosas manos.