Por mucho tiempo hemos abrigado la idea de que servir a la causa de Cristo es una carga. Debido a que esto se ha comunicado así, muchos han pensado que los cristianos deberían lucir lúgubres, tristes y abatidos. El servicio es ahora considerado una tarea, en lugar de un privilegio. Este concepto ha infectado nuestra respuesta hacia el dar de nuestro dinero. Muy a menudo estamos a la defensiva, reacios, aun ofendidos cuando se toca el tema de la mayordomía. Extrañamente, actuamos como si nuestro dinero es nuestro en lugar del Señor. Esta no es la vista bíblica de dar, especialmente entre los dadores alegres.