No percibir lo que es obvio nos sucede casi a todos al celebrar la Semana Santa. Muchos de nosotros nos apresuramos a celebrar la Pascua de Resurrección de Cristo y pasamos poco tiempo meditando en lo que en realidad Él vino a hacer. Tal vez las personas en el tiempo de Jesús se perdieron de lo obvio porque se concentraron mucho en el pasado. Ellos se centraron en las palabras de un profeta que les prometió un Rey que vendría a librarlos, pero no hicieron espacio en su teología para un Rey que moriría. Hoy en día nos perdemos de lo obvio porque nos concentramos mucho en el futuro, pero primero Él tiene que morir, y nosotros tenemos que adentrarnos en Su muerte.