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Una de las preguntas más persistentes que la gente hace -y varias personas me han sugerido que me refiera a ella- es: "¿Cómo puedo conocer la voluntad de Dios para mi vida?" Recuerdo que cuando era un estudiante de la universidad, estaba muy involucrado en atletismo. Jugaba al fútbol, baloncesto, béisbol, etc.; y los atletas ganan una cierta popularidad. Y me preguntaron, ya que yo era cristiano, si quería ir y hablar. Y, entonces, siendo un estudiante universitario, comencé a hablar aquí y allá. Fue mi primer intento en ser un predicador. Y, en el proceso, se hizo evidente para mí que la gente siempre preguntaba: "¿Cómo puedo conocer la voluntad de Dios para mi vida?"

Y así es que empecé desde muy temprano a estudiar el tema y a tratar de discernir el patrón de las Escrituras para conocer la voluntad de Dios. Desde el principio de mi predicación, fue una especie de elemento sustancial del contenido de lo que yo hablaría con los grupos de los jóvenes    -algo que hacía con mucha regularidad. Durante varios años, probablemente casi tres, prediqué de 30 a 40 veces al mes en todo el país a grupos de jóvenes. Y uno de los temas principales que siempre pedían que tocara era conocer la voluntad de Dios.

Durante esos años, he tenido la ocasión de ir al Instituto Bíblico Moody. Y Phil Johnson me lo recordó. Él lo recuerda; me lo ha recordado varias veces. Él era un estudiante allí cuando fui a hablar; y le dijo a alguien -tal vez a Darlene, ellos no estaban casados ​​en el momento: "He oído que viene un tipo llamado MacArthur. ¿De qué va a hablar?" Y yo les había dicho que iba a hablar de la voluntad de Dios. Y Phil dijo: "¿No sabe que todos los que vienen aquí hablan de la voluntad de Dios? Eso es todo lo que oímos en la capilla. ¿Qué le hace pensar que puede decir algo que ya no se haya dicho?"

Bueno, yo no sabía que todo el mundo hablaba de eso y no sabía que era un tema pertinente. Y Phil dijo que él, a pesar del hecho de que no me quería escuchar y no quería oír otro mensaje acerca de la voluntad de Dios, quería sentarse junto a Darlene. Así que, como consecuencia de ese motivo de malintencionado, se presentó en la capilla; y me ha recordado que predique sobre la voluntad de Dios. Yo no sé cómo impactó en los demás, pero Phil me ha estado siguiendo desde entonces. Por lo que creo que era la voluntad de Dios que escuchara ese mensaje ese día. Uno nunca sabe dónde la voluntad de Dios lo pueda llevar.

Es una pregunta constante. Los jóvenes la hacen, y no sólo los jóvenes, sino que se pide repetidamente a lo largo de nuestra experiencia cristiana. ¿Dónde puedo ir a la escuela? ¿Con quién me caso? ¿Cuál es mi carrera? ¿Tomo este trabajo, aquel, esta oportunidad, aquella? ¿Debo comprar esto, vender aquello, hago esto con mis hijos? ¿Pongo a los niños en una escuela cristiana? La gente toma un sin fin de decisiones a lo largo de sus vidas. Me refiero no sólo a las grandes decisiones. Aquellas cosas rutinarias que enfrentamos día tras día.

Y la pregunta es importante. ¿Cómo puedo saber lo que Dios quiere que yo haga? Hay una confusión general acerca de esto. Algunas personas piensan que Dios es de alguna manera renuente a hacernos saber Su voluntad; que le agrada ocultarla. Y así pasamos por la vida como si estuviéramos en una lotería divina, esperando que podamos obtener el número acertado…y puede que no. Y Dios de alguna manera se siente contento de que esto está limitado a sólo unos pocos elegidos. Nada más lejos de la verdad. Hay otras personas que piensan que la voluntad de Dios es una especie de experiencia casi trascendental. Están corriendo por la calle bajo la lluvia, se resbalan en el pavimento, se caen y en el piso hay un mapa de la India. Y esto constituye el llamado divino. Y corren a anotarse para hacer trabajo misionero. Hay otros que están esperando una voz. Están esperando algún tipo de voz interior o algún tipo de voz exterior ordenándoles a hacer algo. Esto es muy, muy común.

Esta semana recibí un correo electrónico interesante. Un lindo gesto, alguien había proporcionado generosamente un ejemplar de la Biblia de Estudio MacArthur a todos los miembros de la Corte Suprema de los Estados Unidos. Un gesto maravilloso; y yo estaba agradecido por ello. La persona que enviaba el correo electrónico me dijo que estaba muy emocionado por esto, porque la persona que lo hizo dijo que Dios le dijo que lo hiciera; y que ellos estaban, por lo tanto, haciendo la voluntad de Dios. La persona que envió el correo electrónico estaba emocionada porque Dios le había dicho a la otra que hiciera eso. Me alegro de que fueran tan generosos como para dar esas Biblias a la Corte Suprema, pero dudo que Dios les dijera que lo hicieran. Puede que hayan tenido un fuerte impulso de hacerlo, un fuerte sentimiento que ellos interpretaron como que Dios se los estaba diciendo. Pero no habría ninguna forma de saber eso. Dios no se revela más de manera audible. Ha cerrado el canon de las Escrituras. La Palabra de Dios está completa. Es la fe dada a los santos una vez y para siempre. Ahora Dios nos habla a través de Su Palabra.

¿Él nos dan impulsos? ¿Nos dirige? Sí, lo hace. Pero nosotros no tenemos ninguna manera de saber eso a ciencia cierta. Yo no tengo una luz roja en la cabeza, como dije hace un tiempo, que se enciende cuando se trata de Dios y se apaga cuando soy yo. Yo no tengo ninguna manera de saber eso. Uno hace lo que hace. Y quizás, en retrospectiva, vea la mano de Dios. Pero ¿cómo podemos conocer la voluntad de Dios? Nosotros no podemos oír voces en nuestras cabezas. No podemos saber que esos impulsos que sentimos es Dios que nos está moviendo. No podemos esperar a que se produzca una experiencia monumental antes de que consigamos algo de conocimiento. ¿Cómo podemos conocer la voluntad de Dios día tras día?

Permítame mostrarle dónde hay que empezar: Mateo, capítulo 6. Voy a ser muy práctico y algo breve. Iré rápido.

En Mateo capítulo 6, Jesús instruye a Sus discípulos acerca de cómo orar. Escena muy conocida. Y Él dice en el versículo 9: "Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea Tu nombre. Venga Tu reino. Hágase Tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra".

Ahora bien, esta es una forma de pensar. Y la actitud es: "Me preocupa que el nombre de Dios será honrado. Me preocupa que el Reino de Dios avance. Y me preocupa que se haga la voluntad de Dios". Así que si quiere conocer la voluntad de Dios, éste es el lugar donde empezar. Usted comienza orando por ella. Sí, ¿quiere saber la voluntad de Dios? Ore por ella. Ore: "Hágase Tu voluntad en la tierra." Ahora, eso no quiere decir simplemente en el sentido más amplio posible que Dios cumpla Su voluntad y que abarque todo el tiempo y la eternidad y la creación. No se trata sólo de que Dios cumpla Su voluntad en la iglesia o mi iglesia local o en el grupo de personas con que estoy con más frecuencia o con mi familia o mi matrimonio. Es algo personal.

Estoy diciendo, "Dios, quiero hacer Tu voluntad." Esa es la mentalidad inicial y necesaria que establece a una persona en la voluntad de Dios. Usted tiene que querer eso. Ni ha llegado a: "El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas. Y no nos dejes caer en tentación", que son cosas personales con respecto a nosotros mismos, hasta que haya pasado por la puerta de que se haga Tu voluntad. Esa debe ser nuestra posición diaria. Esa debe ser nuestra forma de pensar. Queremos estar en el lugar de la voluntad de Dios. Queremos hacer la voluntad de Dios en nuestras vidas. Y, por supuesto, el Señor Jesús dio el ejemplo. El Siervo perfecto, que cuando se enfrentó a la peor situación posible -una muerte dolorosa en la cruz a manos de los que Él había venido a predicar y a manos, si se quiere, de Dios, Su Padre-, frente a esa dolorosa muerte en la cruz, Él dijo: "No se haga Mi voluntad, sino la Tuya."

¿Recuerda en el Jardín, cuando Él dijo: "Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase Tu voluntad."? Ese es el pensamiento esencial. Si usted todavía está preocupado por su voluntad, sus planes, su realización, realmente tiene poca o ninguna esperanza de cumplir la voluntad de Dios.

Jesús, mucho antes de ir al Jardín en anticipación de la cruz, dijo que había venido para hacer la voluntad de Aquel que le envió." Pablo, quien siguió el ejemplo de Jesús, cerca de la muerte, dijo:          "Hágase la voluntad del Señor". Pienso que esa tiene que ser la mentalidad subyacente fundamental de todo creyente.

Efesios 6:6. Una expresión que lo resume de una manera muy útil. Al final del versículo, una expresión ubicua. Es decir que puede ser aplicada a un número de categorías y no está limitada al contexto inmediato. Es la siguiente: "de corazón haciendo la voluntad de Dios". Y es, una vez más, el reflejo de una actitud expresada en esa oración. "Hágase Tu voluntad". Hacer la voluntad de Dios desde el corazón. No con tristeza, no sólo por fuera, externamente, sino del corazón. Ahí es donde tenemos que empezar.

Así que si quiere saber la voluntad de Dios para su vida, entonces usted tiene que querer la voluntad de Dios por encima de todo, sea lo que fuera que la misma pueda ser. Sea lo fuera que la misma pueda implicar. Tiene que ser, en cierto sentido, la mortificación o la muerte de su propia agenda, su propia voluntad, sus propios deseos, sus propios anhelos, sus propias esperanzas, sueños, planes y ambiciones. Ahí es donde hay que empezar. Le aseguro que si usted no tiene un compromiso desde el corazón a la voluntad de Dios, no la experimentará en su plenitud.

El apóstol Pablo, en varias ocasiones en sus escritos, usó la pequeña frase: "según la voluntad de Dios." Por ejemplo, en el primer capítulo de Romanos, versículo 10. Nuevamente en el capítulo 15 de Romanos. Colosenses 4:12, "según la voluntad de Dios." Aún Pedro habla de eso. Él dice en su epístola, 1 Pedro 4, que: "para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios". Hay dos temas que compiten en su vida. Uno de ellos es el deseo de su propia carne, lo que usted quiere, de la manera que usted lo quiere, cuándo lo quiere, cómo lo quiere. Y está la voluntad de Dios. Usted vive conforme a la voluntad de Dios o de acuerdo a la voluntad de su propia carne.

Y así, a medida que empezamos a hablar de la voluntad de Dios, tenemos que empezar con ese fundamento. ¿Está dispuesto a hacer la voluntad de Dios desde el corazón sin importar lo que eso implique? Sea lo que fuere. Ahí es donde usted comienza a tomar las medidas necesarias para experimentar la voluntad de Dios. Mientras aún se aferre a su voluntad, su agenda, sus planes, sus ambiciones, sus propósitos, hay un conflicto que no cederá a la voluntad de Dios.

Permítame definir la voluntad de Dios, así sabemos de lo que estamos hablando. Si tomáramos el concepto comprensivo de la voluntad de Dios, lo podríamos dividir en tres categorías. Primero, la voluntad de propósito. Lo que los teólogos llamarían la voluntad de decreto. Hay una voluntad de Dios que está ligada a Su plan eterno. Se hace referencia a eso en una serie de lugares en la Biblia. Yo sólo voy a dar un ejemplo. Jeremías 51:29 dice: "porque se cumplen los designios del Señor". Hay una voluntad de Dios que es Su propósito que Él cumple. No es algo que Él desea que no ocurra. Es lo que se propone y sucede. Es esa voluntad de Dios que se expresa esencialmente en Romanos 8:28: "todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a Su propósito son llamados". Es la voluntad del propósito divino. Se propuso crear al hombre. Él se propuso redimir al hombre. Él se propuso salvar a aquellos que el Padre escogió. Se propuso elegir a la nación de Israel para que esa nación transmitiera Su ley y Su Evangelio. Se propuso dejar a esa nación de lado por su incredulidad; pero algún día la restaurará y salvará. Se propuso enviar a Su Hijo al mundo para vivir, morir, resucitar, ascender a la mano derecha y enviar al Espíritu Santo y establecer la iglesia. Se propuso que la iglesia fuera al mundo y predicara el Evangelio. Se propuso que la iglesia fuera compuesta por los redimidos que serán raptados. A continuación, se ha propuesto que habrá un tiempo llamado Tribulación, que terminará con el regreso de Cristo, el establecimiento de un reino de mil años que será el cumplimiento de todas las promesas hechas a Abraham y David. Y al final de ese tiempo, la destrucción de todos los hombres impíos y demonios; y el establecimiento de los nuevos cielos y la nueva tierra, que es el estado eterno. El vasto plan de redención es la voluntad de propósito de Dios. Y cada propósito del Señor se llevará a cabo.

Para mostrarlo de nuevo, vale la pena examinar brevemente Efesios 1:9: “dándonos a conocer el misterio de Su voluntad”. Él tiene una voluntad, que es de plan y propósito eterno, la cual era un misterio antes de que Él la revelara. Nos la ha revelado, y aquí está: “según Su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo”, queriendo decir Cristo. Aquí vemos el propósito. La voluntad de Dios ahora revelada; Él se propuso expresar Su misericordiosa intención para con nosotros a través de Cristo. Por lo tanto, el propósito de Dios es ser misericordioso con los pecadores y redimirnos a través de Cristo.

El versículo 10 dice: “en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.” ¿Qué quiere decir eso? Es la suma de todas las cosas en Cristo, las de la tierra y del cielo. Es la morada general de la intención de Dios, que se propuso antes del comienzo de los tiempos en Cristo, a través del plan de redención, el cumplimiento de los tiempos, que es el resumen de todo en el glorioso reino milenial y los nuevos cielos y tierra eternos. Es la voluntad de Su propósito.

Versículo 11: “En Él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de Su voluntad”. Al principio, Él planificó que recibiríamos una herencia al final. Dios tiene una voluntad de propósito eterno que está desarrollando. Eso se refiere a Su plan eterno.

El segundo elemento en la voluntad de Dios es Su voluntad de deseo, lo llamaremos así. En el primero, la voluntad de propósito, todo lo que Dios se propone sucede exactamente como Él se lo propuso. En la segunda categoría, Su voluntad de deseo, Dios desea cosas que no suceden. Y esto también es un misterio para nosotros. Este elemento de Su voluntad no está explicado del todo a nosotros en la Escritura. Pero hay cosas que no le placen a Dios. Por ejemplo: “no quiero la muerte del impío”. Él deseaba que Jerusalén se salvara, Lucas 13:34, y no fue así. Desea que todos lleguemos al arrepentimiento. Pero también es cierto que Dios le dijo a Jerusalén, a través de Cristo, que muchas veces quiso juntarlos y ellos no quisieron. En el Antiguo Testamento, Dios le dice “¿Por qué moriréis, casa de Israel?” En el Nuevo Testamento, Jesús dice: “Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar”. Cuando Jerusalén no se arrepintió, Jesús lloró…

Hay un deseo de parte de Dios que no se cumplió. Dios no encuentra ningún placer en el pecado, en un acto de pecado. Dios no encuentra ningún placer en el pecado continuo. Y no encuentra ningún placer en el pecado eterno, que es esencialmente lo que es el infierno. Se trata de seres, ángeles y personas, que existen por siempre en un estado de pecado y odio permanente a Dios... y sin embargo, Él lo permite. Ése es el misterio. ¿Por qué lo permite? Debido a que se adecua a Su propia gloria permitirlo. Es apropiado para Su propia gloria manifestar Su naturaleza en la ira y el juicio en contra de aquellos que rechazan el Evangelio.

Su voluntad de propósito siempre se cumple. Existe la voluntad de deseo que va en contra de Su propio placer... Pero estamos hablando de la tercera categoría. Es la voluntad de Dios respecto a Sus mandamientos. Hay un elemento de la voluntad de Dios en las Escrituras que representa las instrucciones que Él desea que Su pueblo obedezca... Él quiere que los obedezcamos. Él nos da la libertad para obedecerlos o desobedecerlos...

Eso es de lo que estamos hablando. Cuál es la voluntad de Dios para mi vida, no en el sentido de Su plan eterno. Si yo soy Suyo, si yo pertenezco a Él, si yo soy una persona que ha sido elegida por Él y predestinada, un elegido para pertenecer a Él, ¿cuál es Su voluntad para mi vida? Esa es la pregunta. Lo que se refiere a Sus mandamientos para mi vida aquí. No hay ninguna instrucción en la eternidad, ya que solo hay obediencia y nada más ... ¿Qué quiere Él de mí?

Se lo voy a decir. Pero primero, voy a decirle esto. Dios quiere algo de usted. Él tiene una voluntad para su vida. Ahora, si Él tiene una voluntad para su vida, pienso que es bastante obvio que Él quiere que usted la sepa. ¿Está de acuerdo con eso? Dios tiene una voluntad para su vida en términos de la voluntad de mando. Él tiene un propósito y una dirección para su vida aquí y ahora, en este mundo. Si Él quiere que usted lo conozca, entonces es lógico que Él lo haya revelado de la manera más clara posible. ¿Cierto? Entonces, la pregunta sigue siendo, ¿dónde buscar para encontrarlo? Bueno, hay un lugar para buscarlo. La fe cristiana se limita a un solo libro; y es la Biblia. Y ahí es donde iremos. Pero usted dirá que no hay ningún capítulo sobre usted ahí. No hay capítulo en el que diga con quién se supone que debe casarse o dónde debe ir o qué se supone que debe hacer y demás. Oh, sí, usted se sorprenderá. Usted está aquí. Y yo le mostraré.

En primer lugar, la pregunta indispensable es: ¿Dios ha revelado Su voluntad en las Escrituras? La respuesta: sí. Entonces, si Él ha revelado Su voluntad en las Escrituras y usted no está haciendo Su voluntad revelada en ella, ¿qué le da el derecho a pensar que usted puede exigir de Él Su voluntad que no está revelada aquí? Básicamente, esa es la cuestión. Resumidamente, usted no tiene ninguna esperanza de conocer Su voluntad para con usted, que no esté revelada, a menos que usted esté obedeciendo Su voluntad que está revelada. Así que vamos a empezar por ahí.

Veamos algunos de estos pasajes para observar este esquema. Está en la Biblia de Estudio MacArthur; espero que sea útil. Tomemos la primera cosa que sabemos que es la voluntad de Dios. La voluntad de Dios es que usted sea salvo. La voluntad de Dios expresada en 2 Pedro capítulo 3 versículo 9; y quiero detallarle un poco ese pasaje. Aquí se expresa la voluntad de Dios para con los que Le pertenecen. Versículo 9: "El Señor no retarda Su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento." Dios no quiere que usted perezca, sino que proceda al arrepentimiento. Dios quiere que usted se salve.

Ahora, este es un versículo muy interesante. Vamos a verlo brevemente. El contexto es el juicio. Mire el versículo 7. Habla de los cielos y de la tierra: "pero los cielos y la tierra que existen ahora,   están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos." Y en el versículo 10: "Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas". Así que aquí estamos hablando de una sentencia firme. El Juicio Final. Y Pedro entiende que está por venir. Pero la pregunta que queda es ¿por qué Dios no trae juicio? ¿Por qué permite que las cosas se pongan peor y peor y peor? ¿Por qué Dios no interviene? Quiero decir, estamos mirando a nuestros relojes y calendarios y decimos: "Es tiempo que vengas y pongas fin a la miseria y al pecado y acabes con la desfachatez a Tu santidad. Dios, ¿por qué no haces algo? ¿Para qué dejar que el tiempo pase?” ¿Es el Señor lento? Literalmente, ¿es Él vago? ¿Está perdiendo el tiempo? ¿Es Él holgazán?

Y recordamos en el versículo 8 que el Creador divino del universo no actúa de acuerdo al tiempo. “Para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día." Lo que parece mucho tiempo para nosotros es muy poco tiempo para Él. Así que Él no opera de acuerdo a nuestro calendario o nuestros relojes. Ténganlo en cuenta.

El hecho de que Dios no haya cumplido la promesa de juicio, el hecho de que Él no haya venido y destruido el universo, es porque Él es paciente para con nosotros. Y eso es porque Él no quiere que ninguno de los Suyos se pierda, sino que espera hasta que todos los que han sido elegidos vengan al arrepentimiento. Así que la razón por la que Dios no ha acabado con el mundo, el motivo por el que no ha venido con poder destructivo, se debe a que aún no todos los Suyos han sido salvados. La voluntad de Dios es que los pecadores sean salvos. Y El que prometió es fiel, Él cumplirá Su promesa de juicio; pero Él espera pacientemente hasta que todos los que son Suyos se arrepientan y puedan ser salvos.

La demora no es porque Él está holgazaneando. Es porque Él espera pacientemente para que los Suyos sean salvos. Es la voluntad de Dios que usted sea salvo. Usted no puede ni siquiera entrar en la categoría de experimentar la voluntad de Dios si no es salvo. Sólo pertenece a aquellos que son salvos. Déjeme decirlo muy simplemente: si usted no es un cristiano, si no es salvo, si no lo ha confesado a Jesús como Señor y Salvador, se ha arrepentido de sus pecados y lo ha aceptado, no hay ninguna voluntad de Dios para usted, excepto una sola cosa. Dios quiere que usted perezca para siempre en el infierno eterno. Eso es todo. El resto no importa. No importa.

Así que si usted no ha sido salvado, no pregunte, "¿Qué quieres de mi vida?" Si usted no va a tener fe en Jesucristo, ni siquiera es capaz de conocer o experimentar la voluntad que Dios tiene para aquellos que son salvos.

Mire 1 Timoteo 2:4. El versículo 3 presenta a Dios como el Salvador. "Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad". Esto es todos los que son suyos. Todos aquellos a quienes Él ha escogido. Todos aquellos a quienes Él ha decretado o propuesto que sean salvos. Dios desea que todos vengan a Él. Como ya he dicho, a Dios no le place la muerte de los impíos. Él odia el pecado. Odia su consecuencia. Él no desea que la gente permanezca impía por siempre en el odio eterno a Él y en el infierno. Sin embargo, Él permite que suceda. Él soporta, dice en Romanos, vasos de ira preparados para la destrucción... pero Él esperará para cumplir Su deseo de que los suyos lleguen al conocimiento de la Verdad y se salven. Sólo aquellas personas que son salvas, solamente aquellas personas que aceptan al Salvador, sólo las personas que hacen la voluntad del Padre, en las palabras de Mateo 12 y Marcos capítulo 3. Sólo aquellos que hacen la voluntad del Padre creyendo en el Hijo, tienen la capacidad de conocer la voluntad de Dios...

Los que hacen la voluntad de Dios al creer en el Hijo, confesando al Hijo, de acuerdo con 1 Juan 2:17, tienen vida eterna. Así que ese es el primer elemento de la voluntad de Dios. ¿Quiere saber la voluntad de Dios? Entonces sea salvo. Confiese a Cristo como Señor y Salvador.

Efesios 5, el segundo punto de la voluntad de Dios. La voluntad de Dios revelada. Luego, veremos la que no está revelada y se aplica específicamente a usted. Efesios 5: “…no seáis insensatos…”  Otra palabra para necio. “No seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor”. Por lo tanto, si usted no entiende la voluntad de Dios, usted es un necio. Eso es lo que dice.

Usted se preguntará cuál es. Está aquí en el versículo 18. “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”. Permítame darle el contexto. Los creyentes venían de una religión pagana griega que creía que a través de la embriaguez se llegaba a estar en comunión con los dioses. Iban al templo de Baco, cuya ruina está al este de Damasco. Las grandes fiestas bacanales. Iban, se relacionaban con las sacerdotisas en orgías sexuales, comían ávidamente celebrando a Baco, el dios de la embriaguez. En el centro del pasillo del templo, había un gran pozo en donde vomitaban para luego regresar y poder continuar comiendo. Y bebiendo. De esta manera, uno se elevaba para tener comunión con los dioses, con orgías sexuales, gula y ebriedad. Todas las columnas tienen vides y uvas celebrando a Baco, el dios del vino. Pablo llega y dice que están equivocados; que así no se elevan, sino que se hunden. Que eso es disipación, lo cual es sinónimo de desintegración. Lo opuesto a elevarse. Algo destructivo.

Si usted quiere estar en comunión con Dios, si quiere conocer el corazón y la mente de Dios, no haga eso. Haga lo siguiente: llénese del Espíritu. Eso es lo que produce intimidad con Él, conocimiento de Su mente. Todos los cristianos poseen el Espíritu Santo. Romanos 8:9, si usted no tiene el Espíritu no es un cristiano. Si usted lo es, lo tiene. Primera Corintios 6:19: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo?” Primera Corintios 12:13: “…a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.”  

Entonces, lo que necesitamos hacer es llenarnos del Espíritu. Eso indica la idea de control total. La palabra “lleno” es la palabra pleroo. Esa palabra significa estar lleno, algo no estático. No es la idea de llenar un vaso. Se ilustra mejor viendo cómo se utiliza en varias descripciones del Evangelio. Por ejemplo, se utiliza la palabra en Juan 16:6: “…tristeza ha llenado vuestro corazón”. Habla de tristeza que domina a una persona; que toma control. Lucas 6:11: “Y ellos se llenaron de furor”. Lucas 5:26: “llenos de temor”. Y en cada caso, la palabra indica una emoción que domina. Literalmente, la pérdida de todo balance y equilibrio.

Cuando usted dice que alguien está lleno de tristeza, quiere decir que esa tristeza ya no se puede mezclar con la alegría que nos ayuda a mantenernos balanceados emocionalmente. Cuando uno dice que alguien está lleno de locura, quiere decir que ha tocado fondo. Cuando usted dice que alguien está lleno de enojo, quiere decir que perdió el control. Cuando alguien está lleno de miedo, quiere decir que está en pánico. No hay manera de ver ningún balance en su estabilidad emocional. Y básicamente vamos por la vida; y hay cosas que nos hacen feliz y cosas que nos ponen triste. Todo el tiempo.

Tenemos que mantener un balance. Cuando uno empieza a ver cosas tristes en la vida y se concentra en ellas, la balanza se desequilibra. Y usted trata de alegrarse y pensar en todas las cosas buenas que están sucediendo. Lo mismo sucede con el enojo. Hay muchas cosas que le pueden enojar. Entonces, usted piensa en todas la cosas por las que debería ser agradecido; y mantiene su balance. Hay cosas que le pueden asustar. Si pensara todo el tiempo en terremotos, incendios, accidentes, el cáncer, enfermedades del corazón, usted iría por la vida en pánico.

Pero no lo hace. Piensa en sus hijos, sus nietos, disfruta una buena comida, besa a la persona que ama y balancea su vida. Hasta que la persona que ama muere; y está lleno de tristeza. O hasta que un día llega a su casa y hay un hombre con un arma; y usted ya no puede balancear su miedo y tiene el corazón en la boca…

Esa es la palabra “lleno”. Estar lleno del Espíritu significa que usted se ha ido. No tiene más voluntad propia, no tiene objetivos. Ni ambiciones, excepto aquellas que le pertenecen al Espíritu Santo. Eso es estar lleno de Él; estar dominado, controlado por Él. La balanza completamente volteada a favor del Espíritu; bajo el control total de Él. Él domina su mente.

Pero, ¿cómo puede suceder eso? No es una experiencia extática. No es una nube sobrenatural que llega a usted y hace ciertas cosas. Estar dominado por la voluntad del Espíritu, por la mente del Espíritu, es estar dominado por las Escrituras. No puedo expresarlo de manera más clara que esa. No es algo emocional. No es algo trascendente. Significa simplemente que usted obedece la Palabra de Dios porque la Palabra de Dios es revelada por el Espíritu Santo. Toda Escritura está inspirada, dada, por el aliento de Dios, por el Espíritu de Dios. Los hombres santos de la antigüedad eran movidos por el Espíritu Santo.

Por supuesto, en Efesios 5 dice “sed llenos del Espíritu”; y luego relata lo que sucede: “hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.” Comienza a alabar y alabar porque usted está lleno del Espíritu. Y luego agradece. Agradece por todo lo que recibe a través del Señor Jesucristo. Y da gracias a Dios Padre. Y luego se somete en temor a Cristo. Si es una esposa, se somete a su esposo. Y si es un esposo, ama a su esposa. Y si es hijo –versículo 1 del capítulo 6- obedece a sus padres. Y si es padre, no provoca a ira a los hijos, sino que los cría en disciplina y amonestación del Señor. Y si es un empleado, obedece a su empleador, versículo 5. Y si es un empleador, versículo 9, cuida de sus empleados.

Todas las relaciones son afectadas. Primero, usted alaba a Dios. Le agradece. Se somete, unos a otros. Es lo que debe ser como esposa, como esposo, como hijo, como padre. Y aun fuera del hogar, en sus relacione sociales, usted es lo que debiera ser. Afecta cada área de su vida. Eso es estar lleno del Espíritu, Efesios 5.

Permítame darle el paralelo en Colosenses 3:16. Verá las mismas cosas: enseñanza, exhortación, salmos, himnos, cánticos espirituales, alabanza, agradecimiento a Dios en el corazón. Exactamente lo que dice Efesios 5. Y en el versículo 18: las casadas, estad sujetas a los esposos; versículo 19: los maridos, amad a las esposas. Versículo 20: hijos, obedeced a los padres.  Veintiuno: padres, no exasperen a sus hijos. Y en el versículo 22, los empleados; en el capítulo 4 versículo 1, los patrones. Las mismas categorías, el mismo resultado, excepto por una diferencia. Versículo 16; no dice sed llenos del Espíritu y esto es lo que sucederá. Dice: “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros” y esto sucederá.

Escuche atentamente. Si los efectos son los mismos, entonces la causa es la misma. En un lugar dice “sed llenos del Espíritu” y en el otro dice: “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros”. En consecuencia, ambas son lo mismo. La conclusión es que ambas son lo mismo. Ser controlados por el Espíritu no es distinto a ser controlado por la mente del Espíritu que está revelada en la Escritura.

Entonces, ¿Cuál es la voluntad de Dios para su vida? Que usted sea salvo y lleno del Espíritu, lo cual significa bajo el control constante de la mente del Espíritu, expresada en la Palabra…

Tercero, algo muy práctico. 1 Tesalonicenses 4:3: “pues la voluntad de Dios es vuestra santificación”. ¿Qué significa eso? Santidad, pureza, separación del pecado. Esa es la voluntad de Dios.

Es una gran categoría. Versículo 3: “que os apartéis de fornicación”. Principio numero uno: la voluntad de Dios es que usted se aparte del pecado sexual. ¿Cuán alejado? Lo suficiente como para ser santo. Para no tener manchas. Para que nada ilícito sea alimentado en su mente, permanezca alejado. Esto es algo negativo.

En el próximo versículo, algo positivo. “Cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor”. El principio número uno es alejarse del pecado sexual. Alejarse lo suficiente para que no nos influencie en absoluto. Apartarse de cualquier pensamiento ilícito. Segundo, maneje su cuerpo para que honre a Dios. Eso es positivo. Lo negativo es alejarse del pecado sexual. Lo positivo es usar su cuerpo para la gloria de Dios. No haga aquello que deshonre a Dios y haga aquello que Le honre.

En el versículo 5 está el tercer principio: “no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios”. No actúe como el mundo a su alrededor, no deje que el modo de vida del mundo le absorba. No actúe como la gente pagana, impía. No se comporte como ellos lo hacen. Eso no es lo que Dios quiere de usted. No sucumba a la cultura.

¿Y cómo se comportan ellos? De acuerdo a la lujuria. Si quieren algo, lo obtienen. Y luego se justifican. Usted no puede vivir de ese modo. No puede vivir como viven los incrédulos. Ellos viven de acuerdo a sus pasiones lujuriosas. Eso es lo que dice. La voluntad de Dios es que usted no viva de esa manera.

Aléjese del pecado sexual, maneje a su cuerpo de manera que honre a Dios, no proceda como un pagano y cuarto, no transgreda. No defraude  su hermano en este tema. Nunca saque ventaja sexual del otro. No cruce esa línea. No se aproveche del otro. Usted está defraudando la virtud, la santidad, la pureza de esa otra persona. No lo haga. Esa es la voluntad de Dios.

A veces, viene una pareja buscando consejería matrimonial. Típicamente, la primer pregunta que hacemos es si están teniendo relaciones sexuales. Porque si lo están, ¿cómo saber si Dios quiere que se casen? ¿Cómo saber la voluntad de Dios no revelada cuando ni siquiera están obedeciendo esa parte que sí ha revelado? Dios no tiene obligación de mostrarle Su voluntad a nivel personal cuando usted no está obedeciendo lo que Él ha revelado en las páginas de Su Palabra.

Es bastante serio. Versículo 6: “el Señor es vengador de todo esto”. Si usted quiere tener problemas en la vida, busque la venganza de Dios. Dice a continuación: “como ya os hemos dicho y testificado.” “Nosotros lo hemos dicho, les hemos advertido.” No lo hagan porque Dios es mi vengador. Versículo 7: “Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación”. Repite el versículo 3. “Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación”. Y alguien expresará que no tiene por que obedecer lo que nosotros decimos. Está bien. Versículo 8: “Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo.”

La voluntad de Dios es que usted sea salvo. Él le da el Espíritu Santo. Y espera que usted sea santo, porque tiene la capacidad por virtud de la fuerza del Espíritu cuando es controlado por el mismo a través del poder controlador de la Verdad en usted. Usted está en esta iglesia. Le enseñamos la Verdad, para darle la mente del Espíritu, para que el Espíritu de Dios pueda controlar su vida. Dios le dio el Espíritu Santo para hacerlo y Él espera que usted sea santificado. La voluntad de Dios es que usted sea salvo, lleno del Espíritu, santificado…Usted puede comenzar a preguntarse con quién debería casarse, qué trabajo debería tener, qué escuela, etc., etc. cuando usted haya comenzado a obedecer la voluntad de Dios que ha sido revelada; entonces usted puede preguntarle a Dios lo que Él no ha revelado.

Y cuarto, la sumisión. 1 Pedro 2: “someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior,  ya a los gobernadores, como por Él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien”. Y bíblicamente, el gobierno tiene una función dominante. El gobierno, tal como conocemos en Estadios Unidos y el resto del mundo, ha ido mucho más allá de lo que Dios pretendió que fuera. Fue instituido para castigar a los que hacen mal y recompensar a los que hacen bien. Eso es lo que era esencialmente. Para la protección del pueblo y para que el mismo no tuviera que vivir en una sociedad en donde solo sobreviven los más fuertes.

Dice que necesitamos someternos al gobierno porque ha sido establecido por Dios, como expresa Romanos 13. Haciendo el bien, usted silenciará la ignorancia de los hombres necios. Si usted se somete a la institución del gobierno, usted silencia a aquellos que critican al cristianismo. La sociedad a la que Pedro se dirigía en ese entonces no era cristiana, como tampoco es la de hoy en día. Muchos cristianos están atrapados en cosas del gobierno y han desacreditado a Jesucristo porque el mundo comienza a vernos como otro partido político en vez de venos como alguien que tiene un mensaje de redención.

Si deseamos silenciar a los críticos, necesitamos vivir vidas santas. Y parte de vivir una vida santa es ser obediente. Eso es también en parte el motivo por el cual escribí el libro Por qué el gobierno no puede salvarlo -para poner a los cristianos de regreso en la senda correcta. Es la voluntad de Dios que vivamos vidas santas en una sociedad que no lo es. Y nos sometemos a las autoridades cuando sustentan estándares de lo bueno y lo malo. En otras palabras, hacemos el bien en nuestra sociedad. Entonces, sea salvo y lleno del Espíritu y haga lo que es correcto como ciudadano en su sociedad. Sométase a las autoridades.

Tengo un quinto en mis notas. Sufrimiento. Primera Pedro 3:17: “Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere”. Si usted va a cumplir la voluntad de Dios, ser salvo, lleno del Espíritu y sumiso, en algún punto hay un conflicto. Porque si usted está viviendo este tipo de vida, chocará con las personas a su alrededor que no viven así. Y ahí vendrá la persecución. Algún tipo de sufrimiento. Puede ser algún tipo de prueba difícil, tal como dice en el capítulo 4, versículo 12. Puede ser algo muy, muy serio.

Podemos sufrir, capitulo 5, versículo 10, por poco tiempo en esta vida, de acuerdo a la voluntad de Dios. Y sabemos que Dios utiliza ese sufrimiento para perfeccionarnos, moldearnos, humillarnos, para ayudarnos a orar más y tener más confianza en Él. Y también para demostrar Su gracia para con nosotros. Lo que quiere decir es que no claudiquen. Es difícil vivir su vida cristiana con su familia, entonces usted cede. Es difícil vivir su vida cristiana en la escuela, entonces usted cierra la boca, hace concesiones. Es difícil vivir la vida cristiana con sus amigos, en el trabajo o donde sea, por lo que transige. La voluntad de Dios es que si usted sufre, que lo haga por algo justo. Continúe haciendo lo que está bien, creyendo en lo que es correcto, proclamando lo que es correcto. Y si tiene que sufrir, sufra.

Un mensaje difícil para hoy en día porque la iglesia ha escapado de esto. Estamos en una avalancha de decadencia en la iglesia evangélica de hoy. Hay tres pasos en esa pendiente. Les decía a los estudiantes del seminario que hay tres tipos de predicación que muestran la desintegración de la iglesia. Y ahora estamos en ese proceso.

Numero uno, la predicación bíblica que es doctrina bíblica revestida en la Biblia. Se predica la Verdad de la Escritura con la Escritura. Exposición bíblica. La Verdad divina en su vestidura bíblica. Y Dios nos ha dado la Verdad divina y la ha vestido de Escritura. En los profetas, la ley y las Sagradas Escrituras del Antiguo Testamento. En los Evangelios, en la historia de Hechos, las epístolas y en Apocalipsis. La revistió con la Escritura. Por lo que la Biblia contiene la Verdad divina. Y cuando la iglesia es fuerte, saludable, usted oirá a la doctrina bíblica predicada en la Biblia, tal como Dios nos la dio. Escuchará una predicación expositiva de la Biblia.

Hoy eso no se encuentra mucho. La nueva moda dice que a la gente no le gusta la Biblia, que no se pueden conectar con la Biblia, que es un paradigma antiguo; por lo que algunos dicen que todavía son evangélicos, todavía creen en la Biblia, pero deben sacarla de ese contexto. Y predican una parábola que han inventado u otra historia narrativa o lo que sea. Se aferran a una verdad bíblica, pero sin la Biblia. Visten a la Verdad con la cultura, porque piensan que así ganarán a la cultura. Pero la verdad es que se han alejado de la Palabra de Dios. Dios nos dio la Verdad en la Biblia, porque así es como Él desea que sea enseñada.

El próximo paso es que una vez que han despojado a la Verdad de su vestidura, que es la Biblia, transigen tirando por la borda la Verdad. Ese es el tercer paso…es transigencia… ¿Qué quiere Dios de nosotros? Él quiere doctrina bíblica que sea vivida en la vestimenta bíblica sin transigencias, lo cual puede llevarnos al sufrimiento.

¿Cuál es la voluntad de Dios para su vida? Que sea salvo, lleno del Espíritu, santificado, sumiso, que viva en la sociedad de una manera justa y que no le importe sufrir porque usted no transigirá en la Verdad. Esa es la voluntad de Dios para su vida. Dirá que eso no le ayuda, que no comprende. Que tiene que tomar una decisión hoy. Y qué es lo que le estoy diciendo.

Tengo uno más. Dar las gracias. 1 Tesalonicenses 5:18: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.” ¿Difícil? No lo es. Ser salvo, lleno del Espíritu, santificado, obediente, no transigir, dispuesto de sufrir y agradecido por todo. Sin amargura, sin quejarse, sin ingratitud,  sin desilusión. Aceptar cada cosa que le sucede en la vida como algo que Dios le ha enviado para su bien y Su gloria. Y tener un corazón agradecido. Eso es todo. Todo lo que Dios dice de Su voluntad.

¿Está usted listo para esto? Si usted es salvo, lleno del Espíritu, santificado, obediente, sufrido, agradecido, ¿sabe cuál es la voluntad de Dios? Lo que usted quiera. ¿Le agrada eso? Haga lo que quiera. Vaya donde quiera. Usted pensará que estoy bromeando. No lo estoy. Usted puede porque si esa es la manera en la que vive, ¿sabe quién está manejando sus deseos…?

Eso es el Salmo 37:4: “Deléitate asimismo en Jehová”. Él es su deleite. Usted está consumido con su deleite en Él. Usted quiere Su voluntad con el corazón. Usted está haciendo todas esas cosas; y como Él está en control, sus deseos son los deseos de Él. Haga lo que usted desee. La gente me pregunta por qué vine a Grace Community Church. Yo quería. No escuché una voz, excepto la de mi esposa. Ella dijo que viniera. Pero no escuché ninguna voz sobrenatural. Vine porque quería venir. Hago lo que siento y siento que lo que deseo encaja en el marco de vivir una vida santa. Y Dios planta ese deseo. Cuando dice que Él le dará a usted el deseo de su corazón, no significa que le dará a usted lo que usted desea. Significa que causará que su deseo sea el de Él. Por lo que vaya y haga lo que quiera. Su corazón está bien.

¿No es eso una buena noticia? ¿No es eso libertad? Pero usted tiene que ser obediente al modelo establecido.

 

 

 

 

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