La Biblia dice, que los amos deben amar a sus siervos. Los trabajadores: hombres y mujeres, deben respetar a sus autoridades. Todo creyente, tiene que ser responsable: un buen trabajador, un buen jefe o un buen administrador. No hay acepción de personas, respecto del jefe o del empleado: todos se merecen el respeto, que debe ser mutuo; sobre todo, entre los de la familia de la fe.