El verdadero cristiano vive de acuerdo a lo que dice la Biblia; de lo contrario, Satanás ejerce dominio sobre él. Cuando un hombre o una mujer, entrega su vida a Cristo de todo corazón, la sangre de Cristo lo limpia de todas las maldiciones de su vida pasada. Al diablo y a los demonios, hay que echarlos fuera con oración, ayuno, lectura de la Biblia y la unción del Espíritu Santo.