Jesús fue en verdad apacible y amable, pero también tomó una posición muy firme en contra del pecado. De hecho, cuando confrontó al mal vestido en el manto de la religión, su terrible ira tomó a muchos por sorpresa. Reprendió duramente a los líderes religiosos de Israel por usar su posición como una oportunidad para acumular riqueza y poder. Del ejemplo de Jesús, aprendemos a defender la verdad, aunque con ello perdamos popularidad y suframos persecución por hacer lo que es correcto.