Para cuando Juan escribió el libro de Apocalipsis, la iglesia de Esmirna había atravesado los fuegos del dolor y el sufrimiento de la persecución; y su aflicción pronto aumentaría. Sin embargo, vale notar que la iglesia de Esmirna no recibió ninguna palabra de crítica de Aquel que los conocía por completo. El sufrimiento y la adversidad a menudo parecen insoportables, pero tienen su manera de purificar al pueblo de Dios. Tal vez por eso nunca estamos lejos de las pruebas de la vida. Cuando la inundación abrumadora de la adversidad se nos viene encima, debemos estar firmes sobre el cimiento de Cristo antes que dejarnos arrastrar por la desesperanza y desesperación.