En muchos sentidos, el amor es como un río caudaloso… fluye con la energía que da vida, pero sin control, sin los límites apropiados. El río puede desbordarse y causar mucho daño. De igual manera, amar sin poner los limites apropiados, puede barrer con la realidad del pecado y el poder de la gracia. La pequeña Postal de Segunda de Juan, nos muestra cómo mantener el amor dentro de límites seguros construyendo dos bordes sólidos, uno a cada lado… estos dos bordes son: la verdad y el descernimiento. El apóstol Juan, dirige esta postal a una “Señora” cariñosa, cuya hospitalidad en realidad pudo haber dañado la causa del Evangelio. Por falta de discernimiento, esta mujer había permitido que su amor se saliera de los límites de la verdad—la verdad acerca de Dios revelada en Jesucristo. Y cuando los bordes de la verdad se erosionan, las personas se quedan a la deriva en medio de aguas peligrosas, en lugar de haber pasado de muerte a vida. Acompañemos a Juan en este viaje mientras él nos clarifica la conexión que hay entre estos dos importantes temas para así hallar nuestro camino a la seguridad y el equilibrio en nuestras vidas.