La reincidencia no está limitada únicamente a los no creyentes. Los cristianos también pueden «reincidir» en las falsas enseñanzas y caer en el error de irse a los extremos. Pablo consideró la reincidencia de los gálatas, del evangelio de la gracia hacia el legalismo esclavizador, como un acto de traición espiritual (Gálatas 1:6). De hecho, éste era un acto tan absurdo que Pablo se preguntaba si algún encantador los había «hechizado». Los gálatas sabían perfectamente bien que el evangelio se recibe por medio de la fe solamente. En este estudio descubriremos dos razones por las cuales caer en el legalismo no tiene sentido en lo absoluto.
Martín Lutero dijo: «La Epístola a los Gálatas es mi epístola. Me he casado con ella. Ella es mi esposa». Podemos entender por qué él se sintió así, pues esta carta es considerada «el grito de batalla de la Reforma» y «la Carta Magna de la emancipación espiritual». Es el libro del Nuevo Testamento que afirma la libertad cristiana, la piedra angular de la fe protestante. Ningún otro libro (con excepción de Romanos) responde con tanta fuerza y en forma tan directa a la pregunta: ¿Somos salvos por creer o por lo que hacemos? Ningún otro libro toma al legalismo tan firmemente por el cuello. Entre más profundo escarbemos en esta mina de riqueza teológica y práctica, más rico nos volveremos y mejor entenderemos por qué Lutero llamó a esta carta su propia epístola, “a quien tengo empeñada mi palabra de matrimonio”. Puede parecer dura, pero es tan necesaria.